Estamos perdiendo, seguimos perdiendo
Los comunicados oficiales que nos hacen creer que siempre vamos ganando se estrellan contra la realidad. Y nosotros con ellos.
Agustin F. Münnich
25 de enero de 2021

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Cuando no recordamos Lo que nos pasa nos puede suceder la misma cosa, son esas mismas cosas que nos marginan, nos matan la memoria, nos quitan las ideas y nos queman las palabras… se escucha a Lito cantar de fondo.

Podría decirse que todo argentino con vida ha sufrido al menos dos guerras. Imposible de olvidar aquella convencional  la de casi 40 años atrás , que nos dejó sin más de 700 argentinos  y muchos más olvidados y la de hoy, contra un poco conocido virus , que necesitaría de nuevas armas pero estrategias similares y que también desnuda nuestros ciclos irresueltos.

Lo que abruma es que pasado tantos años los errores en las estrategias y tácticas se repitan con increíble inmadurez.

Resuena aun la voz de Jose Gómez Fuentes y los comunicados en cadena. El conflicto se cubrió bajo la estricta censura de la dictadura. En las históricas tapas de la revista Gente del 6 y 27 de mayo de 1982  quedó documentada la transición del “triunfalismo” a la dura derrota, a pesar de la valentía de los soldados argentinos. “Estamos ganando, seguimos ganando”. Una comunicación basada en el exitismo propio y la minimización de los logros del adversario provoco que los resultados finales de la guerra tomaran aún más por sorpresa a una población ya desprevenida.

Las falencias son similares: incapacidad para realizar una inteligencia seria, subestimar al enemigo, sobrevalorar a nuestros amigos, tercerizar nuestros errores, improvisar de manera extrema, falta de coordinación entre las fuerzas.

Hemos ganado la experiencia de saber que cuando un sistema no funciona, surgen los hombres, las individualidades y así los héroes, tal vez por esto el enemigo en las islas no temía a un ejército, pero si a dos aviones cazas dispuestos a todo o a un tipo que con un arma improvisada que hundió un barco clave en la logística del desembarco.

De esos momentos hay testimonios elocuente de la inoperancia, la imprevisión y las desinteligencias entre las distintas armas de las fuerzas armadas argentinas, Galtieri, un año después del 2 de abril de 1982, declaró: “no esperábamos una reacción tan intempestiva” de parte del gobierno de (Margaret) Thatcher y que él “no sabía cuál era el estado de preparación de los soldados que iban al frente”. Probablemente, en: este momento resuene en la memoria auditiva de los lectores argentinos de cierta edad el “si quieren venir, que vengan. Les presentaremos batalla” de un general exultante, en: una Plaza de Mayo desbordante de gente y de algarabía “nacionalista”. (1)

Titulares de la prensa argentina durante la Guerra de Malvinas.

Para nuestra “guerra” actual  las frase paralelas sobrevienen en “No hay ninguna posibilidad que exista Coronavirus en Argentina” decía Ginés Gonzales García el  23/1/20 (aunque se refería a  un linaje autóctono del virus), incluso reforzó al pasar que el “Dengue está controlado”. El 20/10/20 reflexiono: “Todos pensábamos que la pandemia en América iba a durar poquito”

El 30 de marzo del 20 en un zoom con el cantante de Calle 13 el presidente se animó: “Hasta acá los resultados parecen ser buenos, parecen decir que nosotros estamos dominando al virus. Muchos países de Europa, Estados Unidos también, impusieron la cuarentena tardíamente cuando el virus se había propagado mucho. Nosotros lo estamos controlando”.

Al escucharlo resuenan esas memorias paralelas: en una edición de abril del 82 de “60 minutos” se presenta una nota desde el Comando de Intendencia, con sede en la Sociedad Rural Argentina. El general Gerardo Núñez muestra cómo la comunidad colabora en el armado de raciones de alimento y asegura que los soldados “no van a pasar ni frío, ni hambre y que van a volver con hasta algunos kilos de más”. Previsiones que a la luz de la historia y los relatos se incumplieron por lejos.

La coordinación de las fuerzas y una logística precisa parecen indispensables al momento de avanzar en un conflicto. A nosotros nos costó mucho. Fracasamos en nuestro bautismo de fuego, primer conflicto bélico desde 1870, y estamos fracasando hoy.

Dice el jefe de Ministros el 8 de enero de 2021, “Con 107.542 personas vacunadas hasta las 18 hs de hoy somos el país que más vacunas aplicó en América Latina. Mientras algunos se dedican a desinformar, la Argentina a 10 días del inicio de la campaña de vacunación continúa trabajando con una mirada federal y equitativa.”, significaba que a esa fecha ,2 de cada 3 vacunas recibidas estaban aún en las heladeras, sin razón valedera.

El  Testimonio de Guillermo Kon en Los chicos de la guerra (4) decía: “Nos juntamos todos en galpones, cerca del hospital. Y allí fue donde empezamos a descubrir galpones y más galpones ¡llenos de comida hasta el techo! Cuando nosotros bajábamos a robar (comida) habíamos descubierto tres o cuatro depósitos, pero resulta que había como cuarenta. Eran galpones enormes, llenos hasta el techo, tan llenos que en algunos casos no podíamos entrar nosotros de tanta comida que había. Y lo que más bronca me dio fue que los ingleses tuvieron que darnos esa comida. Era la primera vez que yo veía cajas con la comida de las raciones y fue un soldado inglés el que me la dio. Después nos hicieron entregar las armas…”

En su desesperada comunicación final con Galtieri, le imploraba el General Menéndez desde el frente y demostrando la desconexión entre la crudeza de la trinchera y la calidez de los escritorios:

“…la tropa no da más, está peleando a brazo partido en las trincheras, yo lo he visto. Mire mi general, lo que Usted me dice esta tropa no lo puede cumplir. Mí general, a esta tropa ya no se la puede exigir más después de lo que han peleado, ya le había dicho a usted la noche pasada, que el día de hoy iba a ser crucial, estamos en la mayoría del día de hoy y se va a cumplir lo que yo expresé. No hemos podido mantener las alturas, no tenemos espacio, no tenemos medios, no contamos con los apoyos que corresponden, y creo mi general que tenemos que acceder a la gran responsabilidad para con los soldados que van a morir combatiendo un combate sin posibilidades, por el término de pocas horas más y que va a costar muchas vidas”

Las actitudes, conductas y hechos pueden mostrar incontables paralelismos. Víctimas de un aislamiento endémico, sobrellevamos los días tratando de tejer alianzas con extraños socios, poco claros y de historia oscura. Mientras la cuenta aumenta sin comparación y se lleva a la fecha más de 45000 argentinos, 70 veces más que en 1982.Un montón de historias truncas.

La vacuna del Instituto Gamaleya de Rusia.

Aunque, tal vez eficaz, el inoculante del instituto Gamaleya pierde seriedad al no presentar su documentación de respaldo y comprobación. Luego de más de una año de esta guerra, los mismos aviones de Aerolíneas Argentinas que buscaban pertrechos regalados por Libia en 1982 (2) hoy van a la búsqueda de algún “exocet mágico” que nos atenúe una vez más los errores que se repiten: subestimación e improvisación. China que, increíblemente, posee una base en nuestra Patagonia apenas colaboro con unos insumos “dudosos” y no garantiza enviar ninguna de sus vacunas.

Aunque fanático de “solo se trata de vivir”, parecería ser la otra canción de Lito la que el presidente debería hacer propia. Quien quiera oír, que oiga.

1) Mario Ranalletti en Amerika, memorias , identidades y territorios

2)  Juan Bautista “Tata”  Yofre , en su libro “1982”/ Sudamericana

3)  Documentos transcriptos de la guerra -1982

4) Buenos Aires, Círculo de Lectores/ Los chicos de la guerra

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